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Cuando seamos grandes viviremos en el bosque, en una cabaña.

Por las tardes, en nuestro hogar yo aprenderé a tocar la guitarra y tu comerás almendras. Eventualmente, haremos nuestros muebles. Escribiremos y leeremos como poseídos.

Me gustaría tener internet, pero si no está disponible podré prescindir de él. Tendré mis plantas, mi hortaliza, mi laboratorio fotográfico, mis cuadernos para anotar todo.

Tendremos un Akita, de los bonitos de color naranja. Se llamará suzuki, porque es el segundo apellido mas común en Japón. (Y también porque me recuerda al método de piano que llevé en mi infancia).

Cada dos semanas viajaremos a la ciudad, porque todo siempre pasa allá.

Iremos al cine, al teatro, a una galería, a comprar libros, estaremos en boca de todos porque seremos aquellos ermitaños maravillosos que siempre están calmados.

Pasearé cada jueves en busca de zetas por todo el campo. También aprenderé a encontrar bayas y a distinguir todas las plantas. Tal vez lleve un cuaderno de botánica.

En las noches nos dormiremos abrazados y despertaremos para hacer café o té o cualquier cosa caliente que nos alivie del frío que pasaremos. Porque siempre hará frío, los bosques son así.

Tal vez algún día te canses y me dejes. Ese será mi mayor miedo.