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Cuando yo tenía 3 o 4 años, en el kinder, representamos el descubrimiento de América.
Ser el hijo de la presidenta de la sociedad de padres de familia tenía sus beneficios, así que fui Cristobal Colón.
Recuerdo usar una peluca que picaba muchísimo, y una especie de vestido-ropón-levita café.
Había un momento en la obra (no sé si en la historia también) en la que los desesperados marineros me confrontaban al no encontrar tierra. (El sólo hecho de pensar en esa situación me altera un poco, estar rodeados de kilómetros y kilómetros de nada azul).
El caso es que en el guión original, yo/Colón decía que le esperaran tres días y si no había tierra a la vista podían echarme por la borda.
El desenlace creo que todos lo conocen.
El problema al que me enfrento ahora se parece un poco, no sé que motivó a Colón a embarcarse en un viaje que tal vez no tenía retorno (el dinero probablemente), pero sé que tengo ganas de subir en algo y no voltear atrás hasta sorprenderme. Nunca me he subido a un barco y el sólo hecho de pensar en el vaivén me marea, pero no tiene que ser ese medio.
Quiero encontrar algo que no conozco.

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